viernes, 3 de junio de 2011

Arabia Saudí e Irán, historia, política y economía

Ahmadineyadh (izquierda) presidente de Irán con el Rey Saudí bin Abdul Aziz (derecha)


Que el mapa geopolítico de Oriente Medio está cambiando en pocos meses más que durante las tres décadas anteriores es una certeza que podemos ver todos los días en los titulares de los medios de comunicación internacionales. Mientras escribo esto en Yemen un ataque con morteros contra el presidente de Yemen ha abierto, ya oficialmente, un período de guerra civil que puede desestabilizar la región, y concretamente la península arábiga, como no lo han hecho las revoluciones en Libia y Egipto. Pero hay dos actores regionales que no sólo están resistiendo a la ola revolucionaria, sino que están beneficiándose de ella en algunos casos o participando activamente en su represión. Estoy hablando de los dos gigantes políticos de la zona, Arabia Saudí e Irán. Estos dos países son de lejos los más influyentes en Oriente Medio, aunque todo hay que decirlo recientemente Turquía está involucrándose a niveles nunca vistos en los asuntos árabes. Pero manteniendo al margen a los turcos, Irán y Arabia Saudí son los únicos países en Oriente Medio con la capacidad suficiente de crear una red de influencias, aliados e intereses a lo largo y ancho del mundo árabe-musulmán.

Irán y Arabia Saudí son países con más características que los separan que que los acercan aunque a priori no lo parezca. Su enemistad es uno de los ejes básicos para entender la geopolítica regional en Oriente Medio incluso antes de que la Revolución de 1979 colocara en el poder a los ayatollahs en Irán. No son sólo dos países diferentes, sino que representan dos formas de ver el Islam, dos formas de representar la relación entre religión y estado, dos modelos económicos diferentes y dos países con trayectorias históricas y culturales dispares.

Imagen tomada durante la revolución iraní de 1979


Tanto el régimen islámico iraní como la monarquía absoluta saudí tienen en su origen un componente religioso determinante. Cuando el sha de Irán fue expulsado en 1979 del poder tras una revolución, fue un régimen teocrático islámico el que lo sustituyó. Arabia Saudí nace de la unión política y religiosa de la familia de los Al Saud, por entonces gobernantes de la desértica región del Nejd en la Arabia Central y la corriente radical suní wahabbí, unión que les llevaría a conquistar las ciudades sagradas de La Meca y Medina en 1924 y fundar el moderno estado de Arabia Saudí en 1932. Pero mientras que en Irán es la versión chiíta del Islam la que impera entre la población, y son los clérigos chiítas los que controlan el país, en Arabia Saudí es el sunismo y más concretamente la corriente radical wahabbí del Islam la que domina. Además mientras que Arabia Saudí es un país árabe, Irán no lo es, y su lengua el persa, no pertenece ni tan siquiera a la familia semítica, a la que pertenece el árabe o el hebreo, sino a la familia indoeuropea como la gran mayoría de idiomas europeos. Son dos países que culturalmente están muy lejanos el uno del otro. Irán goza de una gran historia milenaria, aún antes de su islamización. Hasta la conquista musulmana fueron durante siglos la principal cultura y nación de Oriente Medio. Fueron además los fundadores del primer gran Imperio de la antigüedad, el Imperio Aqueménida caracterizado por su tolerancia hacia las religiones y naciones que dominaba. También fue en Persia donde nació y se desarrolló la primera de las grandes religiones monoteístas, el mazdeismo o zoroastrianismo. En cambio Arabia Saudí tiene una historia corta y siempre relacionada con el desarrollo del Islam, con la familia Al Saud y con la corriente islámica wahabbí.

En lo económico son también dos países muy distintos. Ambos son importantes productores de petróleo a nivel mundial, pero Arabia Saudí sobrepasa a Irán con diferencia. Mientras que Irán produce 4.325 mil barriles diarios de petróleo, Arabia Saudí produce 10.846 mil barriles. Las reservas de petróleo saudíes también son muy superiores a las iraníes (264,1 mil millones barriles frente a 137,6). Gracias a esto Arabia Saudí es la 23ª economía mundial, mientras que Irán está en el puesto número 29. Además el reino árabe goza de unos niveles de densidad de población relativamente bajos, 27 millones de habitantes, entre ellos de 5 a 10 milllones son inmigrantes legales e ilegales que no entran en el reparto de la riqueza del país. En cambio en Irán la población es de 75 millones de habitantes. Esto provoca que mientras que Arabia Saudí es una economía boyante, basada en las exportaciones de productos energéticos y con un PIB per cápita de 16,778 dólares, Irán es un país más atrasado económicamente con un PIB per cápita de 4,740 dólares y con una economía estancada. La única ventaja de Irán es que supera a sus vecinos saudíes en reservas y producción de gas natural, otro de los recursos energéticos más importantes.


El fundador de Arabia Saudí Ibn Saud (centro) en un encuentro con el presidente norteamericano F.D.Roosevelt en 1945


Los dos países tiene modelos políticos muy diferenciados, aunque ambos basados en al ley coránica. Hasta 1979 ambos países eran monarquías muy próximas a EEUU y Occidente, aunque era Irán el principal baluarte de los intereses norteamericanos (e israelíes) en Oriente Medio. La caída de la monarquía iraní en la revolución del 79 supuso para la familia real saudí un auténtico sobresalto y los analistas de entonces vaticinaban que en pocos años ocurriría lo mismo en la península arábiga. Desde 1979 los dos países han estado enfrentados y Arabia Saudí se ha convertido en la punta de lanza de la hegemonía norteamericana sobre Oriente Medio. La ocupación del poder por parte de los clérigos chiíes supone para la línea más dura del sunismo saudí una auténtica aberración. Los chiíes en Arabia Saudí, que conforman un 10% de la población y están concentrados en la costas del golfo pérsico, han sido vistos desde entonces como enemigos del país y sufren la extrema vigilancia y represión por parte del régimen saudí. Más aún si tenemos en cuenta que casualmente las zonas de Arabia Saudí donde los chiíes son mayoría son las áreas con mayor concentración de petróleo. Otra característica de Arabia Saudí es que los clérigos wahhabíes si bien no ostentan el poder político sí que intervienen activamente en la política a través de sus sermones y fatwas. La familia Al Saud se encuentra rehén de sus clérigos y no osan provocarles, lo que ha radicalizado todavía más a la población saudí, ya que los ulemas, los clérigos islámicos, controlan la educación en el país.

Hasta aquí se puede ver que Irán y Arabia Saudí son dos países muy diferentes, aunque a veces parezcan la misma cosa, regímenes islamistas radicales, son naciones que no tiene nada que ver. Irán es un país con un pasado glorioso, principal país chií del mundo, con una población multinacional (persas, kurdos, azeríes, árabes), gobernado teocráticamente tras 1979, con una economía estancada e hiperinflacionista y marginado por la comunidad internacional. En cambio Arabia Saudí es un país relativamente nuevo, fundamentado en la unión de intereses entre la familia Al Saud y la corriente wahabbí, es una monarquía absoluta donde quienes más influyen en la política son los clérigos, su economía es floreciente y su poder energético es incalculable, goza de muy buenas relaciones con Occidente y su población goza de un nivel de vida respetable y a la altura de algunos países europeos. En el próximo post seguiré hablando sobre los dos países pero esta vez entrando de lleno en la rivalidad política entre Teherán y Riyadh, en la extensión del enfrentamiento por todo Oriente Medio y las consecuencias que pueden tener en todo ello la Primavera Árabe.


Arabia Saudí
Irán
Fundación
23 septiembre 1932
Desde 1501 el país ha estado unificado.
1 abril 1979 República Islámica
Capital
Riyadh
Teherán
Líder Político
Rey: Abdullah bin Abdul Aziz
Líder Supremo: Alí Khamenei
Presidente: Mahmoud Ahmadinejad,
Régimen Político
Monarquía Absoluta Islámica
República Islámica
Población
27,1 millones
75,3 millones
PIB
438.009 mil millones dólares
357.221 millones dólares
PIB per cápita
16,778 dólares
4,740 dólares
Producción Petróleo (total mundial)
10.846 mil barriles diarios (13,1%)
4.325 mil barriles diarios (5,3%)
Reservas Petróleo (total mundial)
264,1 mil millones barriles (21%)
137,6 mil millones barriles (10,9%)
Producción Gas Natural (total mundial)
72,1 mil millones metros cúbicos (2,5%)
116,3 mil millones metros cúbicos (3,8%)
Reservas Gas Natural
4,1% reservas mundiales
16% reservas mundiales
Nacionalidades
Árabes, 31% inmigrantes (indios, pakistaníes, bangladeshíes, afganos)
Persas (65%) Azeríes (16%) Kurdos (7%) Lurs (6%) Árabes (2%) Baluchis (2%) Turkmenos (1%)
Lenguas
Árabe
Persa, Azerí, Kurdo, Luri, Baluchi, Árabe, Turkmeno
Religiones
85-90% Suníes, 10-15% Chiíes
Chiíes 90-95%, Suníes 4-8%, minorías religiosas 2%



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